La biomasa es una fuente de energía renovable y una alternativa a los combustibles fósiles.
La biomasa representa una solución de mucha actualidad ante la coyuntura presente, marcada por la crisis energética y la búsqueda de opciones para reducir la dependencia del suministro energético extranjero. Además, cuentan con la gran ventaja de producir energía de modo programable y continuo, compensando así el suministro intermitente de otras fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, sujetas a las condiciones climáticas.
Qué es la biomasa
Para comprender de qué se alimentan las centrales de biomasa, partamos de la definición de biomasa que da la Directiva Europea 2009/28/CE, que la identifica como “la fracción biodegradable de los productos, desechos y residuos de origen biológico procedentes de la agricultura (incluidas las sustancias vegetales y animales), la silvicultura e industrias afines, incluidas la pesca y la acuicultura, así como la parte biodegradable de los desechos industriales y urbanos ”.
Es decir, la definición abarca los residuos de las industrias alimentarias, los cultivos energéticos, la leña, los residuos de actividades agrícolas y forestales, las algas marinas, los aceites vegetales, los efluentes zootécnicos y la FORSU, o fracción orgánica de residuos sólidos urbanos.
Cómo funciona una central de biomasa a combustión
Históricamente, la leña fue la primera forma de energía utilizada por la humanidad, anticipándose incluso al carbón, el gas y el petróleo, y aun hoy se usa bastante para calefaccionar hogares con chimeneas o estufas de pellets. Actualmente, la explotación a gran escala, en cambio, es mucho mayor en países con legislaciones que la promueven (ej.: Alemania, Austria, Dinamarca y España), mientras que en otros, como Italia, se ve limitada, principalmente por la opinión pública y la oposición de comités locales.
Pero, ¿cómo se produce energía a partir de la biomasa? Hay varios procesos que permiten transformar las materias orgánicas de plantas y animales en energía, pero, todos comparten un funcionamiento básico. Se desarrollan dentro de una central térmica, donde la combustión de la materia orgánica genera calor, que transforma el agua del circuito termodinámico en vapor. El vapor hace girar una turbina, que acciona el rotor de un alternador, produciendo una corriente eléctrica alterna.
Para qué sirven las instalaciones de cogeneración de biomasa
Un cogenerador de biomasa es útil siempre que el caso requiera la producción simultánea de electricidad y calor, como, por ejemplo, la calefacción urbana o ciertas producciones industriales. En el interior, la biomasa puede utilizarse cruda o tratada.
En el primer caso, la biomasa cruda es trasladada a un quemador que genera calor. El calor, a su vez, calienta un fluido de trabajo (generalmente agua) que se convierte en vapor, obteniendo energía mecánica a través del aumento de presión. La energía mecánica alimenta una turbina conectada a un generador, que produce electricidad. Parte del calor producido, es dirigido a un circuito de agua caliente, útil a la alimentación del uso térmico.
Respecto del tratamiento de biomasa, por ejemplo, mediante digestión anaeróbica de materias orgánicas en ausencia de oxígeno, la instalación se alimenta con biogás, que tiene características análogas al gas metano. Este biocombustible alimenta un motor endotérmico conectado a un generador eléctrico, y permite generar, simultáneamente, energía eléctrica, agua caliente y vapor.
Centrales de biomasa: ventajas y desventajas
Entre las ventajas, cabe considerar los siguientes factores:
La posibilidad de almacenar biomasa la convierte en la única fuente de energía renovable con la que es posible producir energía programable y continua, equilibrando la producción de energía eólica y solar;
La biomasa no aumenta la cantidad de dióxido de carbono en atmósfera, ya que la cantidad de carbono contenido en la biomasa ya forma parte del ciclo natural del carbono;
Una instalación de biomasa presenta aspectos de ahorro económico, ligados a los costos reducidos de abastecimiento de materias primas y gestión;
De aprovecharse el residuo de descarte, entran completamente en el mecanismo de la economía circular, facilitando un mecanismo virtuoso de reutilización de recursos y de la gestión de residuos.
Aun si las ventajas son considerables, también reciben algunas críticas, particularmente ligadas a:
El tipo de materiales utilizados: respecto, por ejemplo, de la leña, se hace foco en la cuestión de la deforestación y la reforestación;
Los costos de transporte: podrían ser elevados, si la biomasa procediese de zonas alejadas de las instalaciones; este problema, podría sortearse ubicando las centrales de biomasa en zonas agrícolas cercanas a los criaderos y los terrenos donde se produce la materia prima;
El uso del suelo: la crítica recae, principalmente, en el uso de cultivos dedicados, típico, por ejemplo, de los suministros de las instalaciones de biogás del pasado. Hoy en día, muchas regulaciones nacionales, entre ellas la italiana, están orientadas al uso de residuos agrícolas y ganaderos, resolviendo así el problema de raíz.
Transición ecológica y centrales de biomasa
Para alcanzar el éxito, el camino hacia la transición energética y ecológica debe contemplar el aporte de diferentes tecnologías, como, entre otras, las centrales de biomasa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cada solución tiene puntos a favor y en contra, que una base legislativa adecuada y la mejora de las tecnologías disponibles deben equilibrar.
In-depth analysis
